La imagen
muestra temperaturas más altas en los datos de la NASA y NOAA que resumen el cambio climático global.
Ahora es oficial: el 2018 es el cuarto año más caluroso en toda la historia de las observaciones.
Al final de cada año, se compila un informe que compara las mediciones independientes de temperatura global de las dos agencias con datos históricos. Los conjuntos de datos se obtienen de estaciones terrestres de todo el mundo. Sin embargo, la prueba se lleva a cabo gracias a los satélites que proporcionan información adicional sobre el clima.
Todas las cifras dicen una cosa: 2018 fue más caliente que cualquier año entre 1880-2014. En los registros históricos aparecen solo tres años, que fueron más cálidos. No es inusual que los cambios anuales confirmen el panorama general del calentamiento. Por ejemplo, el enfriamiento aparente es notable en 2016-2018.
El rango de temperatura presentado recuerda el ascenso de una escalera mecánica, seguido de saltos bruscos hacia arriba y hacia abajo. Ambos nuevos análisis se basan únicamente en los datos recopilados de las estaciones terrestres, lo que permite obtener una larga serie continua de mediciones coincidentes antes de 1880 (no había satélites en ese momento).
La nueva información se comparó con la información del instrumento AIRS en el satélite Aqua de la NASA, que ha estado operando en órbita desde 2002. Esta comparación confirmó los principales hallazgos del análisis, pero los científicos están particularmente preocupados por los hallazgos del calentamiento en el Ártico.
El hecho es que las lecturas de los satélites muestran un mayor calentamiento del Ártico que el que fijan las estaciones terrestres. Aqua es uno de un grupo de satélites climáticos de la familia A-Train que estudia una serie de variables climáticas (no solo la temperatura, sino también la humedad y la nubosidad). Esta información nos permite completar el panorama climático general.
