Experimentos con la gravedad en el espacio

Experimentos con la gravedad en el espacio

¿Alguna vez has soñado con controlar la gravedad? Haces esto cuando logras capturar un elemento. La gravedad afecta a los objetos todo el tiempo. Pero, llevando la copa a tu boca, juegas contra la gravedad.

La gravedad se refiere a fuerzas naturales, pero desde la infancia nos hemos acostumbrado a interactuar: seleccionamos objetos, aprendemos a caminar. La forma en que nuestro cerebro estudia este proceso se encuentra en el corazón del experimento Grip, como se muestra en la imagen con el astronauta Alexander Gerst en la ISS en la misión actual.

En gravedad cero, los astronautas se parecen a los bebés indefensos, los estudiantes se adaptan a las nuevas condiciones. En la microgravedad, los objetos no tienen peso. Además, el oído interno ya no señala qué camino se dirige hacia arriba. La razón tiene que ser reconstruida, debido a que la coordinación es perturbada. Los investigadores están estudiando cuánto tiempo tiene el cerebro para adaptarse a las nuevas dinámicas.

¿Cómo va el experimento? Alexander realiza una serie de movimientos, capturando un sensor especialmente diseñado que mide la tracción, la humedad, la aceleración y otros factores para evaluar cómo el cuerpo se adapta a situaciones en las que no hay "arriba" ni "abajo". Durante la misión, Alexander realizará tres sesiones. El experimento Grip realizó 20 vuelos parabólicos. Los resultados muestran que el efecto a corto plazo de la microgravedad provoca cambios sutiles en la coordinación de la fuerza utilizada para atrapar un objeto. Los cerebros anticipan los efectos de la gravedad, incluso si no lo hacen. En la EEI, se pueden observar consecuencias a largo plazo. El experimento se realizó por primera vez en 2016 con la participación del astronauta Tom Peske.

Los experimentos permitirán una mejor comprensión de la fisiología humana y el diagnóstico de enfermedades en la Tierra. También son útiles para los ingenieros que diseñan prótesis y se utilizarán para desarrollar interfaces humanas robóticas. Esto abrirá la capacidad de controlar robots en otros planetas distantes.

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